Democracia y opinión pública

Opinión pública, medios y globalización. Un retorno a los conceptos.

¿Qué es?

Aunque el concepto de opinión pública, estrechamente ligado a la noción de democracia, se remonta al debate sobre la constitución de la polis en la antigüedad griega y romana, hoy lo reconocemos como un producto de la Ilustración y sobre todo de las teorías democráticas de los siglos diecinueve y veinte. 

En los últimos cinco siglos, diversas tendencias y acontecimientos han determinado el desarrollo de la opinión pública en el contexto conformador de las democracias modernas. Nos referimos, en esencia, a la introducción de un conjunto de nuevos paradigmas en el horizonte cultural de Occidente que transformaron la noción misma del individuo y su relación con el entorno. Entre los más importantes, podemos mencionar la aparición de la imprenta y la consecuente socialización de la lectura y la escritura; las Opinión pública, medios y globalización 59 revoluciones ideológicas, sociales e industriales; la expansión del capitalismo; la formación de Estados modernos frente al ocaso del absolutismo, y, más recientemente, el surgimiento de la sociedad de masas, la aceleración de los fenómenos de urbanización, el auge de las democracias representativas, el incremento del poder de la prensa y los medios de comunicación de masas, el desarrollo de nuevas tecnologías de información y los complejos procesos de globalización económica y cultural.

Si bien la democracia, como sistema de relaciones sociales y forma de vida, no se puede reducir al ámbito de los procesos electorales, las elecciones, en efecto, son el acontecimiento central en el que se constata el consenso general de una sociedad, es decir, el parecer de la ciudadanía con respecto a la labor del Estado. Sin embargo, debemos recordar que los gobiernos emanados de las democracias electorales son gobiernos de la opinión pública y no del conocimiento social. 

De modo que la opinión pública está conformada por la articulación entre un sistema de creencias (cultura política) y la presencia de corrientes de información en torno al desempeño de los gobernantes y su relación con los ciudadanos. Lo anterior supondría la concepción del pueblo como depositario de una conciencia suprema. Sobre esto, Giovanni Sartori explica: 

La democracia representativa no se caracteriza como un gobierno del saber sino como un gobierno de la opinión, que se fundamenta en un "público sentir de res pública". Lo que equivale a decir que a la democracia representativa le es suficiente, para existir y funcionar, con el hecho de que el público tenga opiniones suyas... (Sartori, 1998:70).

"Globalización" es un término utilizado actualmente en casi todos los ámbitos sociales para indicar los procesos de integración acelerada del mundo contemporáneo. Se expresa, a grandes rasgos, en la expansión y restructuración del capitalismo bajo una amalgama de premisas neoliberales que han propiciado el auge de los capitales especulativos, la segmentación del trabajo, la supremacía del mercado y el reordenamiento de las relaciones sociales bajo las lógicas de la competitividad y la eficacia. 

También está caracterizada por el impacto masivo de las tecnologías y medios de comunicación, y por el lugar privilegiado que ocupan el conocimiento y la información en el desarrollo de las instituciones. Nos hemos trasladado a un tiempo en que los efectos de la modernidad se están agudizando y mundializando como nunca. Sin embargo, contrario a las perspectivas que conciben a la globalización como un proceso totalizador y avasallante, es necesario reconocer la vigencia de los intereses nacionales que permean, bajo argumentos vinculados a la legitimidad cultural, tanto las políticas locales y globales de comercio audiovisual como los contenidos específicos de los medios de comunicación en cada región del orbe.

¿Quién lo Dijo?

Edgar Morin (2001), el compromiso político- Culturales que los medios globalizados tienen con la sociedad radica fundamentalmente en el reforzamiento y preservación de las tradiciones democráticas, fuentes de tolerancia y pluralidad, y en el tratamiento de la globalización no como un proceso de polarización y exclusión simultánea, sino como un facilitador de la interculturalidad, es decir, como un promotor del mundo de vida de los ciudadanos capaces de construir espacios sociales de conocimiento, creación, innovación e imaginación más allá del mercado y del Estado.

Los Estados no funcionan como máquinas económicas sino como actores celosos de sus derechos territoriales, preocupados por elimpulso de sus culturas nacionales, y estableciendo estratégicos compromisos geopolíticos con otros Estados o alianzas de Estados (Giddens, 1999:75). 

¿Dónde lo Dijo?

Para Entenderlo Mejor...

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